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Felipe II Autora: Sofonisba Anguissola, 1573 Fuente: Museo del Prado |
Ya en 1493, tras el descubrimiento colombino, los Reyes Católicos recibieron el encargo del papa Alejandro VI, con la bula Inter Caetera, de evangelizar a los indígenas, a lo que se sumaba la enorme tarea de proteger sus nuevos dominios de las potencias enemigas. En 1508, con la bula del papa Julio II, Universalis Ecclesiae, obtenían el patronato eclesiástico en las Indias.
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Vista de la ciudad de Sevilla Atribuida a Alonso Sánchez Coello, finales del XVI Fuente: Museo del Prado |
En 1522 el Papa Adriano VI emitía la Omnimoda o Exponi Nobis, bula que concedía la autoridad inquisitorial a los regulares en tierras sin obispo. De esta manera se fueron constituyendo diócesis y vicariatos apostólicos en las nuevas tierras donde los prelados tenían facultades inquisitivas o de averiguación y así, décadas previas al establecimiento de la Inquisición en América, luchaban por la moralidad y la pureza de la fe, por lo que el miedo a la infiltración de judeoconversos, la extensión de la bigamia y la relajación de la moral, fueron motivos que llevaron a realizar peticiones como hizo en 1516 fray Bartolomé de las Casas al cardenal Cisneros:
“[…] asimismo suplico a Vuestra Reverendísima Señoría […] que mande enviar a aquellas islas de Indias la Santa Inquisición, de la cual creo yo que hay muy gran necesidad, porque donde nuevamente se ha de plantar la fe, como en aquellas tierras, no haya quizá quien siembre alguna pésima cizaña de herejía”.
(Fray Bartolomé de las Casas. Memorial de remedios para las Indias, 1516)
El 7 de mayo de 1516, Cisneros delegaba en Juan de Quevedo (obispo de Cuba)
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Fray Bartolomé de las Casas Escuela quiteña, s. XIX Fuente: Museo Histórico Dominico |
Mientras tanto, en Nueva España, los conquistadores
ejercían el poder civil, a lo que se sumó la jurisdicción de los franciscanos cuando llegaron a México en
1524. El inquisidor Pedro de Córdoba
nombró a fray Martín de Valencia comisario de la Inquisición, y en 1526 llegaron algunos dominicos con fray Tomás de Ortiz desde
La Española (donde estaban desde 1510).
Sabemos que en 1527 se juzgaron 19 causas por blasfemia y que uno de los casos más destacados fue el del conquistador octogenario, Rodrigo Rengel, conocido por ser un acérrimo blasfemador que fue sentenciado por fray Toribio de Benavente, “Motolínia”, a pagar una multa de 500 pesos de oro.
En 1528 el inquisidor Vicente de Santa María dictó el primer auto de
fe en Nueva España que llevó a la
hoguera a Hernando Alonso y a Gonzalo de Morales por judaizar. Al parecer, durante
los tres años siguientes no hubo actividades inquisitoriales hasta que llegó el
franciscano Juan de Zumárraga, nombrado obispo e inquisidor
apostólico con jurisdicción sobre la diócesis de México. De 1536 a 1543, Zumárraga juzgó causas por
blasfemia, superstición, bigamia, criptojudaísmo e idolatría y a presuntos luteranos, acumulando la mayor
actividad procesal conocida, hasta que su sentencia contra el nativo Carlos
Ometochtzin le valió la pérdida de su cargo.
A partir de 1543 será Felipe II quien firme las disposiciones relativas a América (ya que Carlos I le encargó la regencia mientras él confrontaba los múltiples problemas en su imperio) y se delimitarían dos amplios distritos bajo los inquisidores Alonso López de Cerrato, al que se le atribuiría el espacio antillano, y Francisco Tello de Sandoval a quien se le atribuiría México.
Por otra parte, en 1542 se había creado el virreinato del Perú donde se rebelaron los encomenderos tras decretarse las Leyes Nuevas cuyo objetivo era mejorar las condiciones de los indígenas en las encomiendas, algo que espoleó las guerras civiles entre “pizarros” y “almagros”, a la vez que estas guerras dificultaron la introducción de tribunales inquisitoriales en ese virreinato.
A partir de 1548 no hubo nombramientos
de inquisidores y poco se sabe de los procesos durante esos años, sólo que los
misioneros en tierras sin obispo continuaron ejerciendo la labor inquisitorial.
EL PELIGRO PROTESTANTE Y LOS FALSOS
CONVERSOS
A partir de 1550 se vuelven
insistentes las peticiones a la Corona española, demandando personal
especializado frente a la reiterada intromisión de las autoridades civiles en
los asuntos inquisitoriales.
Al principio, las guerras de conquista, la distancia respecto de la metrópoli y la falta de mujeres españolas favorecieron la libertad moral y sexual. Con el tiempo, la criollización, el mestizaje y la aculturación transformaron la población hasta consolidarse la sociedad indiana con todo lo que ello implicaba, como posibles prácticas supersticiosas**. Pero era creciente la preocupación por la presencia de marinos ingleses y franceses en Norteamérica y en el Caribe que podían hacer penetrar las ideas protestantes. Por si fuera poco, a finales del siglo XVI, oleadas de emigrantes portugueses llegaban a las Indias y muchos de ellos eran judeoconversos que huían de la Inquisición portuguesa.
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Auto de fe en la Plaza Mayor de Lima (Perú) Grabado s. XVII, Museo del Congreso y de la Inquisición Fuente: Wikimedia Commons |
El primer tribunal se constituyó en el
virreinato del Perú con sede en Lima el 20 de enero de 1570. A continuación, en Nueva España, el 4 de noviembre de 1571, y en 1610 se implantaría en Nueva Granada otro tribunal con sede en
Cartagena de Indias, creándose un nuevo distrito inquisitorial por orden de
Felipe III.
CARACTERÍSTICAS DE LA INQUISICIÓN EN AMÉRICA
La Inquisición debía moralizar una sociedad compleja que desde el principio se había ido forjando a golpe de improvisación. No obstante, al establecerse el Santo Oficio, una de las características más destacadas es que los indígenas, considerados neófitos en la fe, quedaron excluidos de la competencia inquisitorial.
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Bautizo de Ixtlixóchitl José Vivar y Valderrama, s. XVIII Fuente: Wikimedia Commons |
Por otra parte, una de las dificultades
de la Inquisición en América fue la enorme extensión
de los territorios de cada jurisdicción. Era tan enorme el territorio que cada
tribunal debía cubrir, que no había suficiente plantilla y se proveyó de cargos menores como los denominados Comisarios y Familiares, que actuaban de informadores y detenían a los sospechosos. Aun así, la vigilancia sobre la población era difícil y la instrucción
lenta. De hecho, la presión inquisitorial se notaba en las capitales virreinales,
donde había más presencia de órdenes religiosas, mientras que en el mundo rural
y en las ciudades secundarias era prácticamente nula. En cuanto a los puertos marítimos, los Comisarios debían
tener la suficiente preparación doctrinal como para realizar la “visita de
navíos”, que significaba el control de la importación de libros.
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Fuente: Congreso de la República Lima, Perú |
Otras dificultades que tuvo la Inquisición fueron: la falta de ingresos regulares para el pago de los salarios, la dificultad en las comunicaciones y la continua llegada de emigrantes.
En cuanto a la tortura, la Inquisición americana, al igual que la peninsular, obró con total cautela, previa aprobación de todos los inquisidores de un tribunal y del obispo del lugar para su aplicación, con causa justificada y como último recurso para probar la culpabilidad del acusado.La historiografía reciente ha
demostrado que la actuación del Santo Oficio fue mucho más favorable al reo y más
rigurosa en sus procedimientos que la de los tribunales civiles en los que se aplicaba de forma arbitraria la tortura, y
que ejerció una presión mucho menor en el Nuevo Mundo que en España, aunque es
imposible saber el número exacto de ajusticiados.
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Independencia de Hispanoamérica Fuente: www.cervantesvirtual.com |
Notas:
* Esta etapa se distingue por la confluencia de:
- La Inquisición episcopal u ordinaria: los obispos ejercían la función inquisitorial en sus diócesis.
- La Inquisición pontificia o apostólica: el Inquisidor General de España otorgaba, por concesión papal, poderes inquisitoriales a los obispos.
- La Inquisición monástica: los superiores de las órdenes religiosas eran investidos con poderes episcopales e inquisitoriales para ejercer donde no hubiera obispados.
** Por ejemplo, rituales y remedios de un chamán para paliar una dolencia o enfermedad. A este respecto, la Inquisición abrió procesos contra varios españoles por consumir raíces, hongos y bebidas alucinógenas, y estaba atenta a la nigromancia, la hechicería, la magia o la adivinación, como demuestra el trabajo de fray Martín de Castañega, que fue uno de los primeros en estudiar estos fenómenos.
BIBLIOGRAFÍA
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