Ramon Vidal de Besalú:
«Et ja non trobares mot ben ni mal dig, pos trobaires l’a mes en rima, qe tot jorns non sia en remembranza, qar trobars e chantars son movemenz de totas galliardias».
«Y nunca encontrarás palabra bien o mal dicha, si un trovador la ha puesto en rima, que no quede para siempre en el recuerdo, pues trovar y cantar son los impulsos de todas las gallardías».
EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA LITERATURA Y DEL AMOR CORTÉS
El primer autor que consta como trovador es Guillermo IX de Aquitania (1071-1127). A partir de ahí podemos hablar de la poesía trovadoresca como un fenómeno que surgió en el sur de Francia y se extendió a la Corona de Aragón, el Norte de Italia y el resto de la Europa occidental a lo largo de los siglos XII y XIII.
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Cançoner Gil, s. XIV Barcelona, Biblioteca de Catalunya. Ms. 146, fol. 24v |
Alguna de esta producción ha llegado hasta nosotros gracias a los cancioneros², recopilaciones de las composiciones trovadorescas que también aportan información sobre las vidas (textos en prosa que narran esquemáticamente las biografías del poetas) y razós (circunstancias y motivos) de los poetas y sus obras. Algunas ciudades donde podemos hallar cancioneros son: Roma, París, Copenhague, Florencia, Siena, Milán, Berlín, Barcelona y Perpiñán. En esos manuscritos podemos ver todo un despliegue de la variedad literaria trovadoresca que se distingue por su contenido. Así, encontramos diferentes géneros como la canción (cançó), el sirventés (sirventès), el planto o llanto (planh), la albada (l'alba), la pastorela (pastorel·la) y la tensón (tensó).
La canción manifestaba los elogios y la exaltación amorosa del trovador hacia la dama idealizada. Era un canto al amor cortés en el surgimiento de una erótica literaria donde se hallaba la representación del vasallaje feudal, la metáfora del vasallaje. El amante era el om (“hombre vasallo”) y la dama era la midons (de meus dominus) o domna (señora) adoptando la mujer, de este modo, el papel preponderante que correspondía a un señor feudal y el poeta el de su vasallo.
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Edmund Blair Leighton. The end of the song (1902) Dominio público: Wikimedia Commons En: ARC (Nueva Jersey) |
Otra modalidad era la pastorela, composición que narraba el encuentro, en pleno campo, entre un caballero y una pastora a la que intentaba seducir. La importancia de este género radica en el diálogo cuya pretensión era acentuar el contraste entre el caballero y la dama en cuanto al lenguaje utilizado por parte de cada uno: la tosquedad de la pastora frente a la galantería del caballero, algo que hacía mucha gracia al público de los círculos cortesanos.
Hacia la mitad del siglo XIX, algunos intelectuales analizaron la propagación de la lírica trovadoresca en el contexto del desarrollo del catarismo, relacionando esta literatura con la religión albigense, y sostuvieron que se hallaban mensajes ocultos en los versos provenzales. Bajo la interpretación de códigos secretos que debían descifrar, algunos términos incluidos en la poesía trovadoresca eran claras alusiones al catarismo, por lo que la dama a la que aludía un trovador, en realidad simbolizaba la Iglesia cátara.
La lírica occitana se convertía así en una jerga que sólo podía ser entendida por los iniciados, como expresó Gabriele Rossetti, poeta y crítico literario que vio en los trovadores un grupo sectario que albergaba toda una ideología sólo revelada en sus poemas y posicionado en contra del papa de Roma. Igualmente, no faltaron autores que siguieran esta línea argumental.
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Situación al inicio del reinado de Felipe II de Francia (rey 1180-1223) Imagen: Zigeuner, bajo licencia CC BY-SA 3.0 |
Para Eugène Aroux, los trovadores eran directamente cátaros que, ocultando su doctrina herética en los poemas, cantaban a una noble dama que era, sin duda, la metáfora de algo más elevado. Así, Aroux estableció paralelismos en una ecuación en la que la dama era la diócesis, el marido era el obispo católico y el amante era un perfecto de los cátaros. Según esta teoría, la unión amorosa se daría entre la comunidad albigense y su obispo, mientras que el matrimonio sería la unión entre la diócesis católica y su pastor. Todo ello entendido desde el punto de vista de la asociación creada entre "dama" como equivalente a "Iglesia de amor", frente a la Iglesia católica romana donde se inscribía la institución y el sacramento negado por los cátaros: el matrimonio. En cualquier caso, esta hipótesis que Zambon nos describe textualmente como «aberrante método de interpretación» (Zambon, 1998, p.12), era una más entre las que subrayaban el cariz enigmático de la literatura trovadoresca.
Más tarde, Denis de Rougemont desechó los planteamientos esotéricos de los estudios anteriores y rechazó las afirmaciones sostenidas en el convencimiento de que «los trovadores serían auténticos creyentes de la iglesia cátara y cantores de la herejía» (Zambon, p. 16), para pasar a nuevas aportaciones basadas en la posible influencia que ejerció la doctrina hereje en la concepción del amor cortés. En ese sentido, Rougemont consideró que la atmósfera religiosa del catarismo inspiró el lirismo trovadoresco y concluyó que la doctrina hereje y la poesía trovadoresca poseían ideas idénticas provenientes del pensamiento platónico.
Finalmente, a partir de la segunda mitad del siglo XX se empezaron a examinar minuciosamente los estudios precedentes y fueron rebatidos, aunque ha permanecido un vasto repertorio que destaca la vertiente esotérica dentro del tema cátaro para la literatura de consumo.
LA VERDAD SOBRE LA LÍRICA TROVADORESCA
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Pedro Berruguete. Santo Domingo y los albigenses Dominio público: Wikimedia Commons En: Museo del Prado (Madrid) |
En cuanto a las formas empleadas en la producción literaria, vemos, por ejemplo, que en la segunda parte de la Canción de la cruzada contra los albigenses³, “paratge” es el término que designa el ideal de los nobles occitanos y sus territorios. Era una categoría que abarcaba las nociones de equidad, honorabilidad y respeto entre los hombres; por tanto, la expresión frecuente en la Canción: “restaurar paratge”, significaba el deseo de volver a la situación anterior a la guerra, tanto en el ámbito moral como territorial. Así, observamos cómo el autor anónimo hacía de la cruzada una epopeya mística en la que se enfrentaban dos fuerzas contrapuestas: el bien y el mal, occitanos y franceses liderados por el conde Raimundo VI de Tolosa y Simón de Monfort respectivamente.
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Vínculos
de la Corona de Aragón con Occitania a principios del siglo XIII Imagen: Satrapa1.com |
Notas:
² Recopilatorios que se realizaron entre los siglos XIII y
XIV. Algunos incluían las anotaciones musicales.
Vocabulario:
Fin’amor: amor fiel.
Planh: lamento por la muerte de un personaje importante, de
algún amigo, de un noble protector del trovador o de la amada del poeta.
Pretz: "el Premio". En la sociedad occitana, se refería al reconocimiento concedido a un caballero por su nobleza de espíritu como parte de sus virtudes caballerescas.
Bibliografía:
Guillén Sangüesa, Joaquín. "Guillermo de Tudela y la Canción
de la cruzada contra los albigenses". Revista del Centro de Estudios Merindad
de Tudela, núm. 14, (2006), pp. 103-138.
Martines, Vicent y Ensenyat, Gabriel. Cançó de la croada
contra els albigesos. Barcelona: Proa, 2003.
Riquer, Martín de. Los trovadores: historia literaria y
textos. Barcelona: Ariel, 2012.
Cuestiones: