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12 junio 2022

TROVADORES Y CÁTAROS

 Ramon Vidal de Besalú:

«Et ja non trobares mot ben ni mal dig, pos trobaires l’a mes en rima, qe tot jorns non sia en remembranza, qar trobars e chantars son movemenz de totas galliardias».

«Y nunca encontrarás palabra bien o mal dicha, si un trovador la ha puesto en rima, que no quede para siempre en el recuerdo, pues trovar y cantar son los impulsos de todas las gallardías».

 

EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA LITERATURA Y DEL AMOR CORTÉS

El primer autor que consta como trovador es Guillermo IX de Aquitania (1071-1127). A partir de ahí podemos hablar de la poesía trovadoresca como un fenómeno que surgió en el sur de Francia y se extendió a la Corona de Aragón, el Norte de Italia y el resto de la Europa occidental a lo largo de los siglos XII y XIII.

Cançoner Gil, s. XIV
Barcelona, Biblioteca de Catalunya.
Ms. 146, fol. 24v
Este tipo de literatura, realizada por los trovadores en las cortes de los reyes y de los grandes señores feudales, se creó en una lengua románica, el occitano, para ser difundida entre la población a través del canto de los juglares. Sin embargo, había dos tipos de trovadores: el profesional que vivía de su trabajo, es decir, del arte de trobar (el arte de componer versos y su melodía) y que podía ser de cualquier estamento social, y el trovador que lo hacía por placer*. En cualquier caso, las composiciones, que obedecían a unas estrictas normas de versificación, estaban hechas para ser cantadas y escuchadas, no para ser leídas. 

Alguna de esta producción ha llegado hasta nosotros gracias a los cancioneros**, recopilaciones de las composiciones trovadorescas que también aportan información sobre las vidas (textos en prosa que narran esquemáticamente las biografías del poetas) y razós (circunstancias y motivos) de los poetas y sus obras. Algunas ciudades donde podemos hallar cancioneros son: Roma, París, Copenhague, Florencia, Siena, Milán, Berlín, Barcelona y Perpiñán. En esos manuscritos podemos ver todo un despliegue de la variedad literaria trovadoresca que se distingue por su contenido. Así, encontramos diferentes géneros como la canción (cançó), el sirventés (sirventès), el planto o llanto (planh), la albada (l'alba), la pastorela (pastorel·la) y la tensón (tensó).

La canción manifestaba los elogios y la exaltación amorosa del trovador hacia la dama idealizada. Era un canto al amor cortés en el surgimiento de una erótica literaria donde se hallaba la representación del vasallaje feudal, la metáfora del vasallaje. El amante era el om (“hombre vasallo”) y la dama era la midons (de meus dominus) o domna (señora) adoptando la mujer, de este modo, el papel preponderante que correspondía a un señor feudal y el poeta el de su vasallo. 

El amor cortés era la expresión mística del amor que, regido por los ideales caballerescos, tomó nuevas formas en la retórica de un juego refinado que pasó a formar parte del engranaje ético de la sociedad feudal y significó el origen del amor romántico. El trovador plasmaba en sus creaciones literarias el sufrimiento que vivía si no obtenía el favor de la dama, aunque en ese fin’amor, en ese amor ideal y platónico, se llegaba, en algunos casos, a cumplir el deseo carnal de los amantes.

Edmund Blair LeightonThe end of the song (1902)
Dominio público: Wikimedia Commons
En: ARC (Nueva Jersey)
Entre la poesía de temática amorosa encontramos asimismo la albada, creación que anunciaba la desazón de la pareja, después de pasar la noche juntos, al saber que debía separarse al amanecer. Cuando salía el sol, un amigo del trovador (el vigía) era el encargado de cantar dicha pieza, poniendo en aviso a los enamorados para que el marido no les descubriera.

Otra modalidad era la pastorela, composición que narraba el encuentro, en pleno campo, entre un caballero y una pastora a la que intentaba seducir. La importancia de este género radica en el diálogo cuya pretensión era acentuar el contraste entre el caballero y la dama en cuanto al lenguaje utilizado por parte de cada uno: la tosquedad de la pastora frente a la galantería del caballero, algo que hacía mucha gracia al público de los círculos cortesanos.

Si bien la literatura trovadoresca se caracterizó por las canciones de amor cortés, contó con numerosos sirventeses. El sirventés o serventesio era la poesía crítica, moralizadora, de ataque personal y de propaganda política que utilizaba una métrica similar a la de la canción y una melodía ya conocida, con el fin de obtener una rápida difusión pública y llegar al mayor número posible de oyentes.

PERO ¿CÓMO SE INTERPRETÓ LA POESÍA TROVADORESCA A PARTIR DEL SIGLO XIX?

Hacia la mitad del siglo XIX, el contexto representado por la propagación de la lírica trovadoresca en paralelo al desarrollo del catarismo fue analizado por algunos intelectuales, relacionando esta literatura y la religión albigense desde postulados basados en la descodificación de mensajes ocultos en los versos provenzales. Dichas tesis giraban en torno a la concepción de algunos términos incluidos en la poesía trovadoresca como elementos iniciáticos que debían ser descifrados y donde residía como elemento esencial la dama, que pasaba a ser la representación de la Iglesia cátara. La lírica occitana se convertía así en una jerga que sólo podía ser entendida por los iniciados, como expresó Gabriele Rossetti, poeta y crítico literario que vio en los trovadores un grupo sectario que albergaba toda una ideología sólo revelada en sus poemas y posicionado en contra del papa de Roma. Igualmente, no faltaron autores que siguieran en esta línea argumental.

Situación al inicio del reinado de Felipe II de Francia (rey 1180-1223)
Imagen: Zigeuner, bajo licencia CC BY-SA 3.0

Para Eugène Aroux, los trovadores eran directamente cátaros que, ocultando su doctrina herética en los poemas, cantaban a una noble dama que era, sin duda, la metáfora de algo más elevado. Así, Aroux estableció paralelismos en una ecuación en la que la dama era la diócesis, el marido era el obispo católico y el amante era un perfecto cátaro. Según esta teoría, la unión amorosa se daría entre la comunidad albigense y su obispo, mientras que el matrimonio sería la unión entre la diócesis católica y su pastor. Todo ello entendido desde el punto de vista de la asociación creada entre "Dama" como equivalente a "Iglesia de amor", frente a la Iglesia católica romana donde se inscribía la institución y el sacramento negado por los cátaros: el matrimonioEn cualquier caso, esta hipótesis que Zambon nos describe textualmente como «aberrante método de interpretación» (Zambon, 1998, p.12), era una más entre las que subrayaban el cariz enigmático de la literatura trovadoresca. 

Más tarde, Denis de Rougemont despojó a los estudios anteriores de los planteamientos esotéricos y rechazó las afirmaciones sostenidas en el convencimiento de que «los trovadores serían auténticos creyentes de la iglesia cátara y cantores de la herejía» (Zambon, p. 16), para pasar a nuevas aportaciones basadas en la posible influencia que ejerció la doctrina hereje en la concepción del amor cortés. En ese sentido, Rougemont consideró que la atmósfera religiosa del catarismo inspiró el lirismo trovadoresco y concluyó que la doctrina hereje y la poesía trovadoresca poseían ideas idénticas provenientes del pensamiento platónico.

René Nelli estuvo de acuerdo en que la crítica al matrimonio hubiera sido el punto coincidente entre la poesía provenzal y la doctrina albigense, pero argumentó que no se podía atribuir a los temas de amor cortés un origen cátaro.

Finalmente, a partir de la segunda mitad del siglo XX se empezaron a examinar minuciosamente los estudios precedentes y fueron rebatidos, aunque ha permanecido un vasto repertorio que destaca la vertiente esotérica dentro del tema cátaro para la literatura de consumo.

LA VERDAD SOBRE LA LÍRICA TROVADORESCA

Pedro Berruguete. Santo Domingo y los albigenses
Dominio público: Wikimedia Commons
En: Museo del Prado (Madrid)
En realidad, en las composiciones provenzales no había ningún signo acerca de las ideas religiosas de los poetas y, aunque algunos fueron cátaros o simpatizantes de esta herejía, sus temas trataban sobre justicia y virtud caballeresca. No existía un lenguaje en clave que pretendiera irradiar el catarismo. La producción trovadoresca fue, a partir de la intervención de los cruzados, la obra destinada a denunciar la cruzada albigense, las actividades de la Inquisición y el declive del mundo occitano. Los sirventeses criticaban la guerra y ponían de relieve la violencia de los soldados sobre unas tierras que compartían la lengua de oc.

En cuanto a las formas empleadas en la producción literaria, vemos, por ejemplo, que en la segunda parte de la Canción de la cruzada contra los albigenses***, “paratge” es el término que designa el ideal de los nobles occitanos y sus territorios. Era una categoría que abarcaba las nociones de equidad, honorabilidad y respeto entre los hombres; por tanto, la expresión frecuente en la Canción: “restaurar paratge”, significaba el deseo de volver a la situación anterior a la guerra, tanto en el ámbito moral como territorial. Así, observamos cómo el autor anónimo hacía de la cruzada una epopeya mística en la que se enfrentaban dos fuerzas contrapuestas: el bien y el mal, occitanos y franceses liderados por el conde Raimundo VI de Tolosa y Simón de Monfort respectivamente.

Vínculos de la Corona de Aragón con Occitania a principios del siglo XIII
Imagen: Satrapa1.com

En definitiva, la guerra hizo que muchos trovadores alzaran sus voces contra los que atacaban a una sociedad unida por unos valores que percibían en común y, en este sentido, los conceptos 
"paratge", "pretz" y "cortesía" utilizados por los poetas, significaban recuperar lo perdido a raíz de la dominación francesa, sobre todo, tras la batalla de Muret (1213). 
Junto a los ataques literarios dirigidos a la Iglesia se fraguaron sentimientos antifranceses entre el pueblo occitano y el pretendido simbolismo iniciático que vieron algunos eruditos en la literatura de los trovadores ha sido visto después como el lenguaje de un orden sociocultural propio.


Notas:

*También destacaron mujeres trovadoras (trobairitz) como Azalais de Porcairagues, Marie de Ventadour y Beatriz de Día.

**Recopilatorios que se realizaron entre los siglos XIII y XIV. Algunos incluían las anotaciones musicales.

***Se ha considerado un cantar de gesta, escrito a principios del siglo XIII, que tiene doble autoría y manifiesta dos posiciones políticas diferentes. El primer autor fue Guillermo de Tudela y se mostraba partidario de la cruzada, mientras que el segundo, anónimo, tenía el posicionamiento contrario y atacaba la figura de Simón de Montfort y sus cruzados. 

Vocabulario:

Fin’amor: amor fiel.

Planh: lamento por la muerte de un personaje importante, de algún amigo, de un noble protector del trovador o de la amada del poeta.

Pretz: "el Premio". En la sociedad occitana, se refería al reconocimiento concedido a un caballero por su nobleza de espíritu como parte de sus virtudes caballerescas.

Tensó: Debate entre dos trovadores sobre amor, política, literatura u otros temas. Cuando un trovador desafiaba a otro en un serventesio, el desafiado estaba obligado a contestar con la misma rima, música y métrica.

Bibliografía:

Guillén Sangüesa, Joaquín. "Guillermo de Tudela y la Canción de la cruzada contra los albigenses". Revista del Centro de Estudios Merindad de Tudela, núm. 14, (2006), pp. 103-138.

Martines, Vicent y Ensenyat, Gabriel. Cançó de la croada contra els albigesos. Barcelona: Proa, 2003.

Riquer, Martín de. Los trovadores: historia literaria y textos. Barcelona: Ariel, 2012.

Zambon, Francesco. Paratge. Els trobadors i la croada contra els càtars. Barcelona: Columna, 1998.

Cuestiones:

¿Qué otras cosas crees que aportó la poesía trovadoresca a la sociedad medieval europea? 

¿Esta lírica y el concepto de amor cortés tuvieron un origen exclusivamente francés?

¿Podría tener la poesía trovadoresca un origen árabe, dadas las composiciones poéticas (moaxajas y zéjeles) que se venían realizando anteriormente en al-Ándalus o por los contactos entre algunos trovadores que viajaron a Tierra Santa?